Ya han pasado dos meses desde la llegada del grupo de niños y niñas oncológicos procedentes de Ucrania, que, juntos con sus madres, hermanos, primos, una abuela, una tía y un padre, llegaron a Barcelona.
Dos meses intensos, difíciles.
También han sido dos meses llenos de sentido, y el primer balance es mucho más que positivo.

Los niños y niñas enfermos han retomado o iniciado sus tratamientos, se han realizado ya diversas intervenciones quirúrgicas. Todas las familias se encuentran ubicadas en alojamientos estables, en condiciones óptimas para la atención del cáncer infantil, con las necesidades básicas cubiertas, disponiendo de un grupo de intérpretes coordinados y con los trámites hechos. El grupo de pequeños que tienen edad de escolarización ya lo están. Las escuelas implicadas nos han abierto las puertas facilitando la acogida en todos los aspectos. Tendremos tiempo de contaros las aventuras que viviremos en las escuelas.

Hemos ido resolviendo problemas y gestionando necesidades día a día, intentando comprender, y sobre todo, hemos aprendido. La Fundación Josep Carreras y la Fundación Enriqueta Villavecchia hemos ido gestionando el dispositivo conjuntamente, en equipo, asumiendo cada semana nuevos aspectos que hacía falta resolver. La Fundación Ronald McDonald y Afanoc/La casa de los Xuklis, han sumado, ocupándose de 3 y 2 familias respectivamente. También nos hemos coordinado con la Fundación Aladina, que se ha ocupado de la estancia de uno de los niños en Madrid durante unas semanas, para que pudiese recibir una terapia específica.
Los tres hospitales, Sant Joan de Déu, Vall d’Hebron y Sant Pau, con sus profesionales en cabeza, han liderado la parte asistencial, la lucha contra la enfermedad.
Trabajar en equipo entre entidades y hospitales es la clave.
Svitlana, Anna y Leila, se han incorporado al equipo como coordinadoras, programando la presencia de los intérpretes, ayudando y acompañando a las familias para realizar trámites y gestiones.

Y, para terminar, todos vosotros… Tantas y tantas colaboraciones, empresas y personas amigas que nos habéis ayudados de mil maneras… Ropa, zapatos, complementos, coches, fruta, comida, clases de idiomas, juegos, colchones, muebles, instalaciones… Y traducciones; tantos y tantos momentos de traducción regalados. Momentos entre médicos y familias, y un intérprete voluntario haciendo posible la comunicación.
Las anécdotas son incontables.
La mirada de las madres es ahora más serena.
La sonrisa de los niños y niñas es imborrable.
Ya son dos meses de un gran trabajo en equipo.
Gracias a todos vosotros por ayudarnos.