Angela tiene 43 años y es la cabeza de familia. Vive en Kremenchuk, una ciudad industrial del centro de Ucrania bañada por el río Dniéper. Su familia es numerosa. Tiene un hijo de 19 años, Vova; otro de 12, Dani; y la pequeña Lisa, de 9 años. Aunque Lisa es su hija pequeña no es la más peque de la familia ya que Vova tiene dos hijos de 8 meses y 2 años. Viven todos juntos con su marido Yanush y con una sobrina .
Yanush y Vova trabajan en una fábrica y Angela recoge nueces para venderlas en el mercado. Pero, el 24 de febrero todo dio un giro de 180º cuando empezó la guerra. Angela, Dani y Lisa tuvieron que marcharse y Vova y Yanush se quedaros en casa, sin trabajo porque la fábrica fue bombardeada.

Pero este brusco cambio en la vida de Angela ya se inició hace 3 años, cuando Lisa empezó a encontrarse mal y le diagnosticaron un tumor cerebral. El pasado mes de febrero, cuando estalló la guerra, Lisa estaba ingresada en el hospital de su ciudad. Al día siguiente, Angela no lo dudó ni un momento: empaquetó sus cosas, cogió a sus hijos pequeños y se puso rumbo a Lviv. Gracias a una fundación de ayuda a niños con cáncer pudo salir de su ciudad en un tren abarrotado de mamás y niños destino a la frontera con Polonia. Primero fue el trayecto a 900km hasta Lviv, después un bus hasta Polonia y, por último, otro tren de 6 horas hasta Varsovia. Después, un avión les llevó a Barcelona, directos al hospital.
Ya están instalados en un alojamiento temporal mientras la Fundación Josep Carreras y la Fundación Enriqueta Villavecchia están preparando una casa de acogida. “Estoy muy agradecida por todo, y lo digo en mi nombre y el de toda mi familia. Deseo con todas mis fuerzas poder volver a Ucrania con mi marido y mi hijo mayor pero sé que estando en Barcelona le estamos ofreciendo una posibilidad a Lisa. Se está medicando y pronto la podrán operar. Muchas gracias de todo corazón”.