Alla tiene 30 años. Ella y Anton, su pareja, vivían en Poltava, en el centro de Ucrania con la pequeña Lisa, de un año. El año pasado, en febrero, Lisa fue diagnosticada de un tumor en el riñón, un tumor de Wilms. Se trata de un tipo foco frecuente de cáncer renal que afecta principalmente a los niños.
Desde entonces, Lisa recibía tratamiento en el hospital de su ciudad aunque, a pesar de una operación de extracción renal y de varias tandas de quimioterapia, el cáncer se había metastatizado. En el centro oncológico pediátrico de Poltava pudo someterse a tres sesiones de quimioterapia pero antes de recibir la cuarta, empezó la guerra.
Justo el día de los primeros bombardeos, Lisa estaba en el hospital ingresada en observación porque tenía fiebre. A los pocos días, el equipo de enfermería le dio la oportunidad de marcharse. Fueron más de 22 horas de viaje en coche con su cuñada para hacer 900km hasta Lviv. Después, ella y Lisa cogieron un autobús abarrotado hasta la frontera con Polonia.

Actualmente su marido, Antón se encuentra en Noruega. Es agricultor y trabaja 6 meses en el país nórdico y vuelve 6 meses a Ucrania. Pero también le ha pillado la guerra y no puede reunirse con ellas en Barcelona.
Ya en España, Lisa a reanudado su tratamiento. Le quedan varias sesiones de quimioterapia por delante y están valorando un posible tratamiento de radioterapia.
Alla está ya más tranquila, se siente acompañada y segura. Aunque admite que cenar a las 8h le parece tardísimo. Lo único que la motiva ahora es que Lisa esté sana. Y después, si puede, volver a Ucrania junto con los familiares varones que se han quedado allí y su marido. Todo irá bien nos asegura.
Necesitamos y necesitaremos ayuda para desplegar el operativo de acogida y alojamiento durante el tiempo que dure el tratamiento. La mejor manera de ayudarnos es a través de donativos económicos, que nos permitirán financiar recursos y materiales, según las necesidades.
Muchas gracias a todos y todas. Estamos y están en un sitio seguro y juntos somos imparables.