Os presentamos un diario especial, un espacio en el que poder compartir información sobre la acogida de un grupo de niños y niñas enfermos de cáncer procedente de Ucrania, que han llegado a Barcelona.
Lo haremos poco a poco, añadiendo historias e imágenes de forma respetuosa con las vidas sacudidas por el cáncer infantil, y por una guerra, al mismo tiempo.
Este viernes llegó un grupo de 48 personas, 16 de ellas niños y niñas oncológicos.
Pocos días antes, la Fundación de Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia había recibido el encargo de coordinar el operativo de acogida y las interlocuciones con las administraciones y organizaciones implicadas. Días antes ya trabajábamos codo con codo con la Fundación Josep Carreras contra la Leucemia para preparar recursos y coordinar un dispositivo complejo y muy delicado.
Cuando se confirmó la llegada, rápidamente se alinearon todas las entidades que trabajan para ayudar en el cáncer infantil en Cataluña, en una operación liderada por la SEHOP (Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas) y coordinada inicialmente por la Fundación Aladina, que ya había acogido a un primer grupo de niños con cáncer de Ucrania la semana anterior en Madrid.
La operación estaba respaldada por tres Ministerios del gobierno español, los de Defensa, Sanidad e Inclusión, y contaba con el apoyo de Cruz Roja Cataluña para el dispositivo de acogida.
En Cataluña, la operación se coordinó con el Departament de Salut y la participación imprescindible de los tres hospitales implicados, Hospital Sant Joan de Déu, Hospital de Sant Pau y Hospital Vall d’Hebron.
Todo ello había empezado por iniciativa del St. Jude Children’s Hospital que, al iniciarse el conflicto, organizó el Unicorn Center, un centro de cribado de niños enfermos situado a las afueras de Varsovia (Polonia). La IIICC y la SIOPE (International Incidence of Childhood Cancer y Sociedad Europea de Oncología Pediátrica) hicieron un llamamiento de colaboración a todos los países.
Una cadena extensa de colaboraciones con un solo propósito: sacar a los niños gravemente enfermos de debajo de las bombas, y llevarlos a un lugar seguro, en el que poder reanudar los tratamientos médicos.
Después de unos días intensos y de incontables llamadas, llegó un grupo de familias exhaustas, cargadas con pequeñas maletas, niños y niñas enfermos de cáncer, algunos de sus hermanos, no todos, y algunos familiares.
Dieciséis familias, todas las madres, una tía, una abuela, y sólo un padre. El resto de los hombres (padres, hermanos y familiares) está en Ucrania. Otros, esparcidos por Europa, o sin noticias.
En el aeropuerto, delante de todo, un grupo de intérpretes voluntarios muy emocionados, abocados a intentar ayudar al grupo.
Imposible olvidar las miradas de esos momentos, el reencuentro de alguien con quien no te conoces, pero con el que te reencuentras.
Ninguna madre aceptó ayuda para cargar a sus hijos, ni para dejarlos en un cochecito. Los sujetaban fuerte en los brazos, y no los iban a soltar.
Cuatro ambulancias se fueron, desde los pies del avión, directas al hospital, con niños que requerían ingreso inmediato. El resto, muy cansados, se trasladó en autocares hacia los hospitales.
Tendremos tiempo de contar sus historias, de compartir con vosotros sus miradas, y ahora ya, sus sonrisas. Lo haremos a través de este pequeño diario, una ventana en la que compartir también todas las muestras de solidaridad, y la gran cadena de colaboraciones de otras entidades y de muchas personas.
Ahora, la prioridad absoluta es la reanudación de los exámenes y tratamientos médicos. Después, poco a poco, iremos añadiendo actividades, salidas, imágenes y entrevistas.
Los niños y niñas ya corren y se persiguen en los lugares en los que los tenemos alojados, juegan, nos miran, sonríen.
Algunos ya están en el mejor sitio, ingresados en tres hospitales catalanes de excelencia.
La abuela de Iryna se llama Yulia.
Habló con otra abuela, acogida en Suiza, con quien se explicaban el viaje y las aventuras de los días vividos.
“Aquí donde estamos nos pasan de mano en mano, y no nos sueltan. Estamos en un sitio seguro”


Necesitamos y necesitaremos ayuda para desplegar el operativo de acogida y alojamiento durante el tiempo que dure el tratamiento. La mejor manera de ayudarnos es a través de donativos económicos, que nos permitirán financiar recursos y materiales, según las necesidades.
Muchas gracias a todos y todas. Estamos y están en un sitio seguro y juntos somos imparables.